La casa de enfrente esteban navarro pdf




















De momento era mejor callar. Quiero seguir adelante contigo, como en los viejos tiempos. Todo estaba interrelacionado. Los problemas se enlazaban como en un juego de inteligencia. Punto 2: Firma del contrato con el gobierno por la venta de la nueva tarjeta de red.

Punto 3: Replanteamiento del amor por Elvira Torres. Y finalmente dijo:. Ahora nos vemos —dijo. El edificio del ayuntamiento de Santa Susana era de estilo modernista. Situado en la avenida principal de la ciudad, fue construido en Era un mensaje como los que se mandaban antes.

Sencillo, escueto. El vigilante le dijo que recogiera sus objetos personales. Luis ya le esperaba. Son trabajadores normales y corrientes, pero que en realidad extraen datos de tu empresa y los facilitan al servicio secreto. A su casa. Lo necesitaba.

La puerta del trastero se encontraba abierta. La luz encendida. En un momento acabo lo que estoy haciendo y comemos. En cuanto cierre el trastero. Solomillo con setas, su plato preferido. Los pasos de Rosa, que regresaba del trastero le conmocionaron. Bueno, ya sabes donde quiero decir. Como todos nosotros. Se rieron pensando que estaba bromeando, pero la mirada del gitano no dejaba resquicios para la burla.

En caso de que yo perdiese,. Esto parece una trampa tejida maliciosamente para quitarte tu empresa. Se miraron a los ojos. No abras esas. Rosa le dio un beso en la frente. Los rayos de sol, de la tarde, aporreaban con descaro su fachada, resaltaban el brillo de la valla que la cercaba.

D urante varias horas estuvo picando el suelo. No ves que tengo trabajo, cabrona. Sin apenas aliento puso toda la carne en el asador. Ven, deja que se ponga dura en mi boca. En tiempos fueron excelentes amigas. Pelo muy corto, ausencia de pendientes y poco pecho, la conformaban como un chiquillo que esperara a su novia para ir al cine.

Justo me acabo de sentar. Las dos chicas se abrazaron y volvieron a besuquearse la cara. De hecho, y bien mirado, aquello no creo que tenga ninguna importancia ya. Irene hizo una mueca de conformidad. Es todo tal y como te dije. Me encantaban sus caricias, sus mimos, sus besuqueos. Aquella fue la mejor noche de mi vida.

Se sonrieron. Estaba semidesnuda encima de la hierba. Al director del CIN le sorprendieron las prisas del agente. Su tono, desde luego, no era nada disciplinado. Su cara se vislumbra perfectamente en un momento que pasa por debajo de una de las pocas farolas que iluminan la calle. Tengo entendido que son ellos los encargados de resolver este crimen. Nadie mejor que yo lo conoce y sabe de sus debilidades. La espesura del bosque. Mientras caminaba por las. Ella no vio el momento de arrancarle el pene de un mordisco.

Entonces dejaba el pico y la pala en el suelo. Eran especialistas del grupo tercero de la brigada de homicidios. Bien conservado para su edad, era alto, delgado, moreno y muy fuerte. Estatura mediana, un metro setenta. Rubio, pero de tez morena y ojos verdes. Ya hablaremos largo y tendido en otro momento. El chico del hotel se llamaba Vicente Ramos.

Sus ojos se cruzaron. Los dos agentes se miraron y sonrieron. Millones de veces. Eugenio no pudo evitar una mueca de conformidad. La mitad de ellos cerraron. Los dos agentes se encogieron de hombros. El taxista puso una mueca de disconformidad. Vamos, no tenemos. Los dos se sonrieron.

Es un bosque de una zona costera —dijo, e inmediatamente no pudo ocultar una mueca de hilaridad. Sin que nadie, siquiera, se entere.

Para hacerlo necesitaba una orden judicial, era el procedimiento. Cualquier vestigio era importante para las pesquisas. Bueno, recoge cualquier envoltorio de chicle que encuentres. Los fumadores de pipa no abundan —dijo. Soy el alcalde de Roquesas de Mar y servidor suyo para lo que necesite —dijo. Eugenio se dio cuenta del sarcasmo. Usted, desde luego, conoce muy bien a los habitantes del pueblo —dijo Eugenio. Sus mofletes se sonrojaron ligeramente. La respuesta del alcalde era vital. Los dos agentes se miraron a los ojos.

Un hombre muy respetable — dijo. Pero esos hechos eran desconocidos por el alcalde, evidentemente. Un asunto de herencias.

El bar estaba en la Rue de la Academia. Se acababa de girar y estaban tan cerca que no tuvo tiempo de apuntar a la cabeza. En Marsella cada uno a lo suyo. En el suelo, desordenados, estaban el pico y la pala.

Apenas unos segundos para correr hasta el pico y ponerse al lado de la puerta. El agujero del suelo empezaba a tomar forma. Se encontraron con una calle distinta. Era de vital importancia que el recibidor recargado y barroco estuviera en la entrada de la casa cuando ellos volvieran de vacaciones. Al girarse hacia ellos, los dos agentes observaron, al mismo tiempo, el tatuaje de una mariposa coloreada en su hombro izquierdo.

Muy conjuntado. No nos hemos presentado debidamente. Eugenio, que era un gran observador, se dio cuenta de ese detalle—. En medio una jarra con leche y un azucarero de cristal finamente tallado.

Tres cucharillas de plata terminaban de configurar el servicio digno de un lord. Tiene… —hizo un lapsus para aclararse la garganta, la voz se le estaba marchando—, la misma edad que mi hija Irene, de hecho las dos son amigas. Es por eso que la conozco. Veo que no se andan por las ramas en sus preguntas —les dijo a los dos—. No somos sus enemigos. Tengo que firmar un acuerdo vital para mi empresa y como presidente de Safertine no puedo faltar a esa cita.

No tardes que tengo que salir antes de las once y media. No la he violado. No la he matado. Hemos venido a Roquesas de Mar a buscar un asesino y no nos iremos sin saber quien es. Y no es necesaria la presencia de su abogado de momento —dijo para terminar. Un plan preconcebido por los servicios secretos para seguir de cerca las actividades de la empresa. A las tres de la tarde iniciaban su jornada laboral los obreros de la casa de enfrente.

El silencio era total. Mucho de que hablar y muy poco tiempo para hacerlo. Era una chica franca y sincera. Divagando su vista hasta donde alcanzaba. Sumido en pensamientos imposibles acerca de los avatares de la vida. Infinidad de ellas. Le gustaba meditar las noches de verano cuando regresaba de la empresa y siempre le quedaban cosas en que pensar. Abstraerse, aunque fuera por unos minutos, del quehacer diario, del bullicio de la jornada en Santa Susana.

Miraba con ternura el final de la calle y el principio del bosque. A veces demasiado. Otras no tanto. Una camiseta de tirantes lila. Tan guapas. El camino del bosque de pinos estaba solitario. Por su mente asomaron pensamientos que nunca se hubieran correspondido con un hombre cabal, pero el infortunio amenazaba su futuro y ante situaciones extremas hay que actuar con fuerza y con seguridad. La zona de las casas baratas.

El gitano no era amigo de nadie y nadie era su amigo. Recluido en el barrio que lo vio nacer. Ya nadie contrataba sus servicios para propinar palizas a cambio de dinero. Pero tampoco se amotinaban sus conciudadanos ante su casa queriendo echarlo del pueblo. Ni siquiera lo nombraban en los corrillos. Era un fantasma. Se hizo el jefe, el capo, el patriarca. Una vez le dio una oportunidad a un hombre bueno. Ese fue el pacto. Nacho no tuvo.

Ahora ya era tarde. La ventana se encontraba abierta. La luna no alumbraba lo suficiente como para ver, pero demasiado como para ser visto. Las agentes sonrieron por el juego de palabras del inspector. Aquilino Matavacas Raposo hizo un minuto de silencio. Los agentes siguieron con cautela los movimientos de sus manos mientras lo sacaba del coche.

Durante unos minutos manosearon las pocas pertenencias que Aquilino portaba en el interior del coche. En la pared, el cuadro de los labios de Marilyn Monroe coloreados al estilo Andy Warhol. Las cortinas estaban echadas. No estaremos mucho rato. Nunca hubieran pensado en esa posibilidad. L os agentes llegaron a la casa de Hermann Baier en la calle Gibraltar. Las secretarias judiciales portaban en su mano la Orden del Juez que les autorizaba para registrar el domicilio del refugiado nazi.

El inspector Eugenio se puso en contacto con el director regional del CIN para solicitar permiso expreso y poder entrar en la morada de «Tod», como era conocido Hermann en Alemania. Los cuatro se dispusieron a abrir los cajones del comedor. Hicieron un minucioso balance de las pruebas encontradas, los testimonios interrogados y los registros domiciliarios efectuados en casa de los presuntos culpables.

Los agentes de Madrid observaron la cama perfectamente hecha. Los zapatos alineados a la alfombra. La mesita de noche recogida y limpia de cualquier objeto puntiagudo con el que se pudiera lastimar. Las enviadas del juzgado sonrieron mientras se miraban, hecho que hizo sonrojar al oficial Santos.

El reloj marcaba las siete y media. El amor que pudo haber sido y nunca fue de Elvira Torres. Su reprimida bisexualidad que pugnaba por salir de dentro de su batallador ser. Sus manos palmoteaban cada una de las curvas de su tez y le despojaban de la vejez de su deslucido rostro ofreciendo el aspecto del pulcro y aseado ejecutivo.

Se encontraba solo. La inocencia era tan solo una palabra sin sentido. Pero eso no era nada comparado con la angustia de saberse hundido, despojado de todo. Sus hijos, su afecto Estaba sola, como casi siempre. La estabilidad familiar primaba por encima del adulterio. Eso era, al fin de cuentas, lo importante. Los celos y el despecho le hicieron mentir y acusar a su marido de cosas horrendas.

Lo quiso ver hundido, desprovisto de su invulnerabilidad. Siempre quiso acariciarla y besarla. Nada le preocupaba a la bella Sandra.

No lo pudo soportar. Lo mismo de Sandra con un desconocido. Se acariciaron mientras se quitaban la ropa. Era muy atractivo para las mujeres, de hecho le daba un cierto aire a Brad Pitt. Mientras se afeitaba con cuchilla y sosteniendo un cigarro en sus labios, reflexionaba sobre el contrato que iban a sellar con el gobierno y que seguro hubiese supuesto el relanzamiento definitivo de Expert Consulting y de Safertine. Solo, como siempre.

No descansaba ni en los viajes. La chica necesitaba averiguar si su lesbianismo era circunstancial o si realmente le gustaban las mujeres. Estudiaron juntas. Empezaron a salir con chicos al mismo tiempo y ahora trabajaban en el hospital San Ignacio, pero en diferente planta. La felicidad pasaba precisamente por eso: por la ausencia de remordimientos.

Pues porque en el fondo lo odiaba, y lo odiaba porque lo envidiaba. Y la envidia, como siempre, es la que saca lo peor de cada uno de nosotros. El tema ese de los chips pregunt. As es asinti. Estamos trabajando en la fabricacin de la tarjeta de red de la que te habl. A lvaro no le apeteca adentrarse en explicaciones superfluas acerca de los negocios de su empresa.

Como siempre, supuso, Csar no le entendera. He salido a pasear, como t anot, hace una noche esplndida y quera dar un garbeo por la urbanizacin. No puedo dejar de pensar en la nia desaparecida y busco alguna prueba que me permita averiguar donde est. Hubo un silencio incmodo.

Csar clav sus ojos rojos sobre lvaro. Crees que la han matado? Ya te he dicho que no replic enfadado Csar Salamanca. La chiquilla se ha fugado con alguien y no necesariamente con otra mujer, se puede haber marchado con otro chico del pueblo, o incluso dedujo puede que se encuentre en casa de una amiga. Sabes algo de esa tal Natalia? Csar estaba tan chapado a la antigua que cuando intua una pista nada le haca cambiar de parecer.

Era algo caracterstico de los policas de pueblo: saberse seguros de algo y el no cambiar de opinin pese a que las evidencias dijeran lo contrario. Tambin sospechas de ella? Puede respondi Csar. Esa Natalia no es de aqu y a Sandra le gustaba mucho juntarse con ella. Sabes dnde vive?

En Santa Susana respondi dudando lvaro. Eso ya lo s yo replic molesto Csar. Me refiero a si sabes su domicilio exacto. Pregntaselo a la polica de all dijo lvaro con desdn. Eso sera fcil, pero no quiero inmiscuirlos en esto.

Una mirada de lvaro le conmin a Csar a responderse a s mismo. Son rdenes del alcalde sabes? Cuanto menos gente lo sepa Pero a estas alturas ya estarn advertidas todas las policas de la comarca observ lvaro. O no es as? Ms o menos replic Csar. De momento, y como hace poco que ha desaparecido, hemos preferido no dar un comunicado alarmante.

En la nota oficial hemos puesto que ha desaparecido una menor, nada ms. No hemos querido insinuar nada de que la hayan asesinado. Bueno lvaro, no saques las cosas de quicio. Quiero decir que de momento no hay que alarmar innecesariamente a los vecinos. Adems qu? Pues eso dijo, que adems, si no damos con ella, la jefatura de Santa Susana se har cargo del asunto y enviarn investigadores al pueblo.

Eso no es malo verdad? Depende dijo. A nadie le gusta que husmeen por Roquesas de Mar policas que no son de aqu. Ya conoces a la gente del pueblo afirm. Supuso que su profesionalidad se vera afectada si tenan que hacerse cargo de la investigacin alguien de fuera. Y pese a sus diferencias comprendi su postura. Otro cigarro? Csar no fumaba, pero el ofrecimiento de otro cigarro llevaba implcito que se quedara un rato ms hablando con l. No rechaz lvaro.

Te lo agradezco, pero ya es tarde y tengo que ir a casa, Rosa y los nios me esperan para cenar. Tienes una familia estupenda le dijo. Aquellas palabras suyas le molestaron profusamente a lvaro. Qu quiso decir. Posiblemente era slo una frase hecha, pero viniendo de Csar Salamanca llevara implcito algn mensaje subliminal de doble filo, tan acostumbrado en l.

Y esta casa? No s respondi Csar. Qu tiene de especial? De quin es? Supongo que de algn ricachn de Santa Susana que quiere fijar su domicilio aqu. Por qu ese inters? Nada dijo lvaro. Me gusta conocer a los nuevos vecinos. Vete acostumbrando a ver caras nuevas por la urbanizacin le previno. Roquesas de Mar est creciendo y dentro de unos aos ya no ser el idlico pueblecito de la costa donde todo el mundo se conoce.

Ms trabajo para ti apunt al hilo de su conversacin. Ms trabajo para todos dijo el agente. Ya no se dormir con las puertas abiertas, como hasta hace unos aos.

Con la gente vendr ms delincuencia. Ms delincuencia menos seguridad Y la inseguridad nos hace infelices. No pintas un futuro muy halageo observ lvaro. Es el precio de la prosperidad. Ms trabajo, ms dinero, pero tambin ms dolores de cabeza. En eso estriba la planificacin sugiri lvaro. Hay que crear unos buenos cimientos para que el progreso no nos engulla. As es confirm.

Nos vemos otro rato. El jefe de polica desenvolvi un chicle de un arrugado paquete que sac de su bolsillo y arrojando el envoltorio al suelo, con total desprecio de la higiene de la calle, se lo meti en la boca masticndolo ruidosamente.

Estuvo a punto de recriminar su accin, pero era tarde y no tena ganas de enzarzarse en una discusin dialctica acerca de la limpieza de la urbanizacin. Con azcar? Csar no le entendi y seal el papel escarolado del chicle con el dedo. S dijo, es la nica marca que an los hace. Chelfire dijo, los mejores que hay. Por la mente de lvaro pas el recuerdo de los engolosinados anuncios donde unos jvenes mascaban chicles de esos sin parar y confeccionaban enormes pompas que rpidamente eclosionaban para volver a engullirlos de nuevo.

Como no poda ser de otra forma, el antisocial Csar Salamanca pasaba de las modas y segua masticando unos chicles con azcar, a pesar de la advertencia de los odontlogos acerca de la caries. Me voy dijo finalmente el polica.

Ya es tarde. Y sin decir nada ms se march, silbando, por el camino que cruza el bosque. AL da siguiente y a pesar de que tena muchas cosas en la cabeza, lvaro Alsina quiso acompaar a su hijo Javier, de quince aos de edad, hasta el colegio de Santa Susana. Le vena de camino hacia su empresa y solamente tenan que cuadrar las horas para hacer coincidir sus ocupaciones. De esa forma su hijo se tena que levantar un poco antes y lvaro llegaba unos minutos ms tarde a su despacho, pero as le ahorraba tener que coger el autobs.

Ests muy callado? Tampoco es que Javier Alsina fuese muy hablador, pero lvaro, su padre, quera sonsacarle los motivos de sus recientes devaneos. Es muy temprano para hablar se excus. El colegio estaba a la entrada de la ciudad y lvaro no deba desviarse demasiado del centro, as que aprovechaba, cuando el trabajo se lo permita, para acompaar tanto a Javier como a Irene. Es por los estudios? No dijo tajante. Una chica? Eso tampoco le dio una pista a su padre de que iba por buen camino en su interrogatorio.

Sino su hijo simplemente hubiera respondido: no. Por lo que supona que su hijo no tendra problemas para pasar el curso, como cada ao. Qu dicen tus amigos de la desaparicin de Sandra Lpez? Poca cosa. Irene te podra responder mejor a esa pregunta.

T no tienes nada que decir. El chico neg con la cabeza. Podras aprovechar el mes de julio para venir algn da a la empresa conmigo dijo lvaro cambiando de tema. Era sabido por lvaro que su hijo no mostraba inters alguno por los asuntos de la empresa familiar, la poderosa Safertine. Pasa algn da y te ensear la nueva cadena de montaje. Podras, incluso, llamarme antes y comeramos en algn restaurante del centro de la ciudad. Javier asinti con la barbilla y se baj del coche en la rotonda donde haba estacionado su padre.

Cuando dej de verlo se encendi un cigarro y continu conduciendo el trayecto hasta la empresa, muy cerca de all. LA chica se despert con la boca pastosa. Necesitaba apresuradamente sorber un poco de agua. Los ojos an los tena enganchados. El calor era asfixiante y se senta ridcula desnuda tal y como estaba. Prob, como haba hecho los das anteriores, a soltarse las amarras. Fue del todo intil. El dolor de las muecas se increment. Esta vez no quiso gritar, la mordaza de la boca la ahogara en su propia saliva.

Parpade unas cuantas veces y distingui en la penumbra el stano donde se hallaba recluida. Su captor no tardara en regresar y le entraron ganas de vomitar al pensar en las cosas que le hara. Lo importante era seguir con vida. Aquello tena que acabar un da u otro. Quiso ponerse en pie. Necesitaba buscar una posicin en la oscuridad donde pudiera sorprenderle la prxima vez que volviera a entrar.

Cualquier objeto contundente le vendra de perlas para aturdirlo. Era un hombre fuerte, pero un golpe en la cabeza, con una barra de hierro, le dejara mareado al menos el tiempo suficiente para poder salir por la puerta. Pens que quizs algn cmplice lo esperara fuera. Pero l siempre entraba solo y si hubiese otra persona con l tambin participara en las violaciones. Se dijo a s misma que lo mejor era negociar, tratar de llegar a un acuerdo.

De otra forma nunca saldra de all con vida. SILVIA, treme una taza de caf, por favor conmin lvaro Alsina a la eficiente y guapa secretaria, mientras abra con llave el primer cajn de la mesa de su despacho.

All guardaba la agenda azul con los asuntos pendientes de la semana, junto a un paquete de tabaco rubio, empezado el viernes, y un par de cajas de clips de diversos colores. Al abrir el cajn, se bambolearon de un lado para otro los pocos objetos que contena, chocando entre ellos y produciendo un ruido caracterstico, metlico. Ahora mismo lvaro replic la simptica joven, apostada en la antesala que haba antes de entrar a la oficina del presidente de la prspera Safertine.

Sonri a Silvia. Y le pidi disculpas con la mirada por su ya caracterstica misantropa de los lunes por la maana. Ha llamado Juan de Expert Consulting anunci la chica. Y acto seguido se levant de la silla de su escritorio y anduvo hacia la zona de las mquinas de refrescos. Tan pronto! Mientras se alejaba, Silvia respondi a la pregunta de lvaro Alsina. Sobre las siete y cinco, ms o menos dijo alzando la voz. La bella Silvia se contoneaba de esa forma que slo saben hacer las mujeres.

En unos segundos haba recorrido los seis metros que separaban la sala del presidente, lvaro Alsina, de la zona de fumadores, donde estaban las bebidas, cafs, papeleras y tentempis. Lo hizo como si fuese un pase de modelos de alto standing. Las entreabiertas puertas de los despachos que poblaban el trayecto se abrieron lo suficiente como para sentir desesperados suspiros surgiendo de su interior. All se encontraba Antonio lamo, el reservado contable y soltern incorregible.

Margarita, la de personal, que siempre le estaba tirando los tejos a lvaro Alsina, y Matas Arbones, el incorregible informtico al que se le empaaban las gafas cada vez que pasaba por su lado alguna de las oficinistas de la seccin de ventas. Silvia se enclav delante de una de las mquinas de bebidas. Sonriente, como era habitual en ella.

Y no tardaron en aparecer dos moscones de la oficina de estadstica, aprovechando que ella estaba all, sola, para acompaarla, a pesar de que tenan mquina propia en su planta. Acurdate de mi caf le grit para que todos lo oyeran. Silvia asinti con la barbilla. Debi confundirse con la hora, medit o es que verdaderamente le corra mucha prisa hablar conmigo y no ha podido, siquiera, esperar a telefonear. Mientras pensaba en ello aprovech para revisar la abultada cantidad de papeles que haba encima de la mesa y orden, cronolgicamente, los asuntos del da en su azulada agenda.

Y es que a pesar de vivir en la era de la informtica y poder disponer de un ordenador de bolsillo donde anotar sus citas, lvaro prefera utilizar el eterno cuadernillo de ejecutivo, herencia de su padre, y apuntar en l todas sus anotaciones, citaciones y quehaceres diarios.

Incluso Rosa, su mujer, le regal una agenda de bolsillo tipo PDA, del ingls Personal Digital Assistant Ayudante personal digital , con un lpiz ptico para poder hacer las anotaciones cmodamente, pero el presidente de Safertine era fiel a sus orgenes. Mi padre lo anotaba todo en una agenda de papel con anillas y no tuvo nunca problemas de memoria, sola decir en una de sus frases ms repetidas.

Un fuerte carpetazo sobre la mesa hizo que los moscones de estadstica cejaran en su acecho a Silvia. Luego almorzamos juntos dijo uno de ellos antes de adentrarse en su oficina. Silvia ni siquiera respondi. Gracias contest lvaro, al mismo tiempo que coga el vaso caliente que le entregaba su secretaria. Luego le llamar yo se habl a s mismo, refirindose a Juan. Silvia le sonri y se retir hasta su mesa.

La eficaz secretaria de direccin deba comenzar su labor a las ocho de la maana, como el resto de personal de Safertine, y como estaba estipulado en el contrato de trabajo, pero, y lvaro an no saba por qu, a las siete estaba en la empresa, puntual como un reloj suizo.

No haca mucho tiempo que formaba parte de la plantilla de Safertine y todava tena un contrato temporal. Ese era, posiblemente, el motivo de que la chica viniera tan pronto y fuese tan eficaz.

Miedo a perder el puesto de trabajo, pens en una ocasin, para sus adentros, lvaro Alsina, acostumbrado a tener empleados eficaces mientras ejercan su puesto a travs de contratos basura de unos pocos meses y pasaban, despus, a convertirse en subalternos deslucidos, rancios y poco vigorosos, cuando franqueaban la temporalidad para transformarse en empleados permanentes. Algo de influencia psicolgica deba haber en todo eso. Haba observado lvaro, en ms de una ocasin, que los trabajadores con contratos de prueba ejercan su actividad con desmedida fiereza, algo as como una leona que defiende el alimento de sus cras.

Pero esos mismos empleados se relajaban, incluso sucumbiendo a la desidia, cuando sus contratos pasaban de temporales a permanentes. El sonido del telfono le distrajo de sus pensamientos. Mir a Silvia mientras contestaba la llamada, y luego, hacindose el desinteresado, se adentr de nuevo en los papeles que desordenaban su mesa. Los lunes era el peor da de la semana, sin duda alguna. La otra empresa era la filial ms fuerte de la que dependan para realizar los informes de estado de los componentes informticos.

Al principio, en sus orgenes, manufacturaba componentes electrnicos para transistores, pero con el tiempo se fue centrando en la industria del chip, ms rentable. En la actualidad se encargaba de fabricar perifricos de ordenador, como tarjetas de sonido, vdeos, redes, discos duros de gran capacidad, memoria RAM o procesadores de ltima generacin o impresoras, por las que lleg a tener una fuerte discusin, en una ocasin, con su socio.

Aunque el negocio pas pocas bajas, actualmente, despus de la fusin con Expert Consulting, se haban incrementado las ventas notablemente, gracias a la ampliacin de clientes, y estaban a punto de abrir una oficina nueva en Madrid. Sangre joven, sangre nueva, rezaba el dicho.

Lo primero que hizo lvaro Alsina, al hacerse cargo de la presidencia de la empresa, fue limpiar de delincuentes los talleres de produccin. El bueno de su padre consigui nutrir la factora, en sus orgenes, de mano de obra barata, pero desleal. Pero con lvaro las cosas cambiaron y todo aquel que tuviera antecedentes penales o estuviera inmerso en un proceso judicial no tena cabida en la empresa; los estatutos de la compaa, eran muy estrictos respecto a eso.

El modelo lo copi del ejrcito, cuando se prohibi acceder a la Legin a todos aquellos que tuvieran asuntos pendientes con la justicia. Le pareci una buena idea aplicarlo a su empresa y adems fue un sistema econmico de regularizacin de plantilla. El enorme salto de la manufacturacin a la industria del chip dej innumerables puestos de trabajo vacos y un tercio de la empresa fue puesto de patitas en la calle, lo que le aport ms de un enemigo. Pero lvaro ya saba que nunca llueve a gusto de todos.

An as hizo lo imposible para contentar a todos los trabajadores, recurriendo al ya legendario incremento de las pensiones, para que estos pudieran sobrevivir con la paga que les qued. Silvia, llama a Juan de Expert!

Acababa de leer los informes de las tareas pendientes de ese lunes y quera saber qu es lo que tanto le preocupaba al director de la filial, para molestarse en llamar tan pronto. Era de los mayores defectos que poda tener lvaro: que cuando algo le corroa por dentro no cejaba en su empeo hasta subsanarlo. La secretaria asinti con la cabeza y marc el nmero memorizado de Juan, casi de inmediato.

Sus ojos convergieron en la esquina de la mesa, donde el vaso con los lpices marcaba la diferencia del inicio del vestido de Silvia. Ella era la secretaria con la que soaba todo directivo: voluptuosa, sensual, lasciva y eficiente. Tena veintiocho aos recin cumplidos; la semana pasada brindaron por ella en la oficina. Para semejante evento se juntaron todos los departamentos y los moscardones de la empresa no pararon de rodearla, mientras las otras mujeres ponan cara de circunstancia. Y es que una mujer, por mucho que lo intente, no puede disimular la envidia.

Delgada, pero con unos enormes pechos que cuando llevaba el vestido rojo de tirantes era imposible dejar de mirar, posea unos pies perfectos, unas uas preciosas, pulcramente arregladas, que incitan a mirarlas cuando calzaba los zapatos de esparto y tacn alto, con unos lazos atados a sus insinuantes tobillos, y de sobras conocidos entre los hombres de la empresa.

Era habitual que las visitas masculinas, del despacho de lvaro Alsina, se entretuvieran en el acceso a la oficina hablando con ella antes de entrevistarse con l, algo que no gustaba al presidente, y no por descortesa hacia su persona, sino, y eso siempre se ha dicho. Me ha dicho mi secretaria que has llamado esta maana a primera hora indic, ya sabes que yo no llego hasta las ocho en punto. Mir de reojo a Silvia y ella entendi que deba ausentarse para no escuchar la conversacin.

Se levant y sali al pasillo. Mientras tanto pens lo importante que deba ser la llamada de su socio a esas horas, segn le dijo su secretaria, cuando Juan saba de sobras que l nunca llegaba a la oficina antes de las ocho de la maana, y en caso de que el asunto que fuese no tuviese espera, siempre poda recurrir al telfono mvil. Hola lvaro respondi Juan finalmente, con la voz grave que le caracterizaba.

Oye le dijo quiero hablar contigo. Hizo una pausa, seguramente para ordenar las ideas. Te he llamado esta maana afirm gritando, como si pensara que no le estaba escuchando.

Lo he intentado varias veces a tu mvil, pero lo tenas apagado dijo mientras carraspeaba para aclararse la voz. Ya lo s asever lvaro. Ya me ha dicho Silvia que has llamado. El telfono mvil lo desconect ayer por la noche y esta maana no he pensado en encenderlo. Podras haber probado en el telfono fijo de mi casa sugiri mientras alargaba la mano para encender el ordenador de sobremesa que tena bajo el escritorio de su despacho y que an no haba puesto en marcha.

Juan Hidalgo Santamara era un yuppie, es decir un ejecutivo agresivo y liberal, o como indican sus siglas: Young Urban Professional, profesional joven y urbano.

Con treinta aos recin cumplidos ya diriga una empresa de las ms importantes de la ciudad y posiblemente de la provincia. Fumador empedernido, haba probado tantas marcas de tabaco que al final se decant por una, que slo fumaba l o por lo menos lo haca muy poca gente, unos cigarrillos turcos de tabaco negro, con un olor muy caracterstico y boquilla de color lila.

Era guapo, segn decan las mujeres. Moreno de solrium, es decir, de todo el ao. Pupilas negras con la esclertica muy blanca, lo que haca que an resaltara ms el oscuro de su iris. Cuando la fusin de Safertine con Expert Consulting, l y lvaro Alsina conectaron enseguida, supieron entonces que estaban condenados a llevarse bien. Se puede decir que los dos eran adems de socios buenos amigos. Aunque no. La disciplina y organizacin de lvaro Alsina, contrastaba con la anarqua rebelde e insubordinada de Juan Hidalgo.

Empezaron juntos en el edificio nuevo, donde se ubicaron las oficinas resultado de la unificacin. Inicialmente la compaa se denomin: Safertine Consulting, as conservaba el nombre de la primera, fundada por don Enrique Alsina Martnez, padre de lvaro, y el adjetivo de la segunda, constituida por el propio Juan Hidalgo cuando apenas contaba veintitrs aos, lo que le otorg el ttulo de empresario ms joven de la comarca.

Por aquel entonces fue portada de una revista de moda, de tirada mensual, y donde salan personalidades destacadas de la provincia. Tras establecerse en los nuevos despachos y distribuir tareas equitativas entre los socios, asignar ocupaciones a los ejecutivos y promover el negocio desde el enfoque de la multinacional en que se haba convertido, surgieron encontronazos de ms o menos calado entre los dos que desestabilizaron su ya mermada confianza.

El punto lgido de la ruptura lleg el da en que un visceral Juanito, como gustaba llamarle Diego, el jefe de produccin, y el flamante presidente de la recin creada Safertine Consulting, casi llegan a las manos por la cuestin de una venta de impresoras lser a un pas musulmn presuntamente implicado en dar apoyo a terroristas rabes.

El negocio lo cerr Juan Hidalgo sin consultar a lvaro Alsina, y nunca se supo si a sabiendas o por un error de protocolo. El caso es que los gritos de los dos socios se escucharon por todo el bloque de oficinas y retumbaron los insultos y los desprecios por los largos pasillos. E incluso las puertas, por donde pasaba la lujuriosa secretaria de lvaro, que siempre estaban entreabiertas para escuchar el aleteo del vestido de sta mientras se diriga a la mquina de caf, se cerraron aquel da para vergenza de los recin estrenados copartcipes.

Juan mantena que era igual el uso que le dieran los rabes a las impresoras, mientras lvaro sostena que su empresa nunca vendera material informtico a gobiernos que apoyaban el terrorismo.

El primero abanderaba una cuestin comercial, mientras que el segundo abogaba por unos principios ticos. Finalmente zanjaron el asunto a favor de lvaro, aunque acordaron separar las dos compaas y as evitar conflictos en el futuro. De esta forma, cada uno de los dos socios gestionaba la empresa correspondiente a su manera. Tras la separacin aumentaron las ventas de material informtico y determinaron que cualquier conflicto que surgiera con posterioridad lo solventaran sometindolo al dictamen de la junta de accionistas.

Desde entonces y a pesar de no verse con regularidad, lvaro Alsina no poda dejar de censurar el carcter bohemio del director de Expert Consulting y su soltera recalcitrante ya que no se le conoca ninguna relacin estable; aunque las casadas de la empresa le relacionaban o queran.

El peso de las habladuras acerca de las tareas de gigol sobre mujeres casadas e insatisfechas, a las que Juan dedicaba algunas horas a la semana, no tena que corresponderse, necesariamente, con la realidad, pero si sofocaban a ms de un marido cuando lo vean tamborilear la barandilla de las escaleras a modo de reclamo y garbear su escultural cuerpo riendo cnicamente. Quiero hablarte sobre la ltima partida de tarjetas de red coment el yuppie director de Expert Consulting.

Tosi un par de veces para aclararse la garganta, a esas horas, posiblemente, ya se habra fumado tres o cuatro cigarrillos turcos. He ledo el informe de produccin dijo con voz seria y hay un defecto en el chip de transferencia de comunicacin anot. Todo apunta a que tiene un fallo de emisin y no coinciden las especificaciones carraspe sale ms informacin que entra precis como si estuviera leyendo en un papel lo que deca.

La transmisin de datos es desigual. Es como un garaje en donde entran dos coches y salen tres argument. Al principio no nos damos cuenta, pero cuando pasa un tiempo nos planteamos de dnde salen esos automviles extras. Juan Hidalgo se esforzaba en poner ejemplos para que le comprendieran mejor, algo muy caracterstico en l a la hora de explicar cualquier proyecto que tuviese en mente, lo que no siempre gustaba a sus interlocutores.

Se debe creer que soy tonto, pens. Ciertamente, en ocasiones Juan pona ejemplos estpidos para hacer explicaciones sencillas, lo que embrollaba ms sus razonamientos. Har que las revisen de inmediato replic lvaro para tranquilizar a su socio. Este asunto es tan importante para ti como para m. Hay que saber qu ocurre con la informacin que se pierde dijo Juan insistentemente. Los datos no se desvanecen, creo, sino que se filtran por otro conducto.

Esta ltima explicacin no fue entendida por lvaro, pero desde decrselo a Juan. Mientras hablaba su socio, lvaro aprovech para ojear los papeles que Silvia le haba dejado encima de su mesa. No se detena ni un instante. Era un autntico hombre multitarea, capaz de realizar varias labores al mismo tiempo. Era capaz de conversar por telfono y leer informes con la misma capacidad de concentracin en ambas tareas.

Estamos a lunes aleg lvaro mientras mir el reloj de pulsera. Como te he dicho, el jueves, lo ms tardar el viernes, te informar de los fallos que se hayan podido encontrar en la tarjeta asegur. No haca mucho que el encargado de taller, Diego, le hizo llegar un informe exhaustivo, donde se mostraban una serie de fallos en los clculos de frecuencia, pero que segn dicho dossier no supondra mucho problema el corregirlos eficientemente.

La transferencia de datos no era uniforme, la entrada y salida de bits no era la misma, eso ya lo saba lvaro, y despus de leer el informe estuvo seguro de ello. Lo que le restaba por conocer, era donde iban a parar esos datos sobrantes, algo que tambin inquietaba a su socio, como pudo comprobar ms adelante. Pero lvaro estaba molesto porque ese pequeo detalle en la fabricacin de las tarjetas fuese apuntado por Juan Hidalgo, ya que era a l, personalmente, a quien le corresponda subsanar el problema.

Oy a Juan carraspear de nuevo. Cmo ests? Desde el encontronazo con las impresoras vendidas a los rabes que su relacin se haba helado hasta convertirlos en dos tmpanos.

Juan no contest, y lvaro supuso que estara atendiendo otra llamada. En el fondo Juan sinti lstima de l. No quera que se preocupara por las tarjetas ya que saba de su perfeccionismo enfermizo, y cuando algo sala mal no dorma hasta que se arreglaba. En ese sentido los dos compartan emociones. Tenemos que quedar un da para tomar caf sugiri lvaro cuando crey or el aliento de Juan al otro lado del telfono.

Desde que estamos pendientes de cerrar el contrato con el gobierno apenas nos vemos. Mientras hablaba lvaro, aprovech para escribir en su agenda azul la necesidad de hablar con Diego Snchez Pascual, el jefe de produccin de la empresa. En sus manos estaba la resolucin tcnica del problema. Bien, estoy bien respondi Juan. Un poco cansado estos das.

Todos estamos cansados se conchab con l. Vaya palo lo de la hija de los Lpez dijo Juan cambiando de tema. Todo el pueblo est en ascuas con eso dijo. Figrate, una vecina de.

Roquesas, donde nunca pasa nada, y va y desaparece misteriosamente Espero que todo se resuelva pronto y la encuentren antes que sus padres hagan una locura. La encuentren? Y seguidamente se corrigi a s mismo: Quiero decir cuando la chica vuelva. Silvia entr de nuevo en el despacho, presumiblemente a coger unos papeles. An no se sabe qu ha pasado puntualiz. Si se ha ido con un chico, si la han raptado, si la han Casi no duermo afirm Juan cuando me acuerdo de la pobre familia.

Cada vez que pienso en el bueno de Marcos y la buena de Luca me estremezco. Juanito siempre haca chistes con esas expresiones. El padre de Sandra, Marcos Lpez, era una buena persona: honrada y honesta. Su mujer, Luca Ramrez, era tambin agradable, pero pcara, siempre segn los comentarios de Juan. La verdad es que pareca que se estuviera insinuando constantemente, aunque era ms una apreciacin de las personas que la conocan que una realidad.

Era de aquellas mujeres que todo hombre que las conoce tiene la sensacin de haberlas conquistado. Tambin nosotros replic lvaro. Mi mujer no pega un ojo desde hace das dijo. Sabas que la chica es amiga de Irene? Ya me lo coment Rosa asever Juan, mientras se oa el chasquido del Zippo prendiendo otro cigarro.

En Roquesas debis de estar alerta. Su socio siempre encenda los cigarrillos con un Zippo de plata Esterlina, que le regal una mujer casada, con la que mantuvo un trrido romance; aunque nunca dijo de quien se trataba, pero las comidillas de la empresa aseveraban que era la mujer del alcalde de Roquesas, Elisenda Nieto Manrique, una cincuentona de buen ver y que no haca buena pareja con su marido, Bruno Marn Escarmeta, primera autoridad gubernativa del ayuntamiento y conocido cornudo.

Pues un poco respondi lvaro, encendiendo un cigarro rubio posiblemente contagiado por el mpetu fumador de Juan. La conversacin se estaba alargando ms de lo momentneamente soportable. Era tal la frialdad que demostraban los dos, que apenas musitaron palabras cargadas de banalidad con el nico fin de buscar la forma de terminar de hablar.

El jefe de la polica local le quita hierro al asunto y opina que es un tema de chiquillas dijo lvaro. Veremos a ver que pasa afirm, mientras observaba la luz roja en los botones del telfono, que indicaba la entrada de otra llamada. Pues seguramente ser eso dijo Juan. Lo mejor es que todo se resuelva de la mejor manera posible. Se sospecha de alguien?

Y no por que se sintiera culpable, sino porque le choc que su socio le hiciera esa pregunta, ya que l no tena la respuesta. Antes de plantearse en responder, Juan dijo: Te dejo lvaro. Llmame sin falta el fin de semana, el viernes lo ms tardar.

Los clientes de Madrid me estn azuzando con las dichosas tarjetas de red. No te preocupes dijo lvaro as lo har. Yo tambin estoy interesado en que todo esto salga bien. Por un momento se sinti Juan como si su frase sirviera para englobar el asunto de la empresa y la desaparicin de la nia. Quiso corregirse de nuevo puntualizando, pero opt por no decir nada, era lo mejor.

Da recuerdos a Rosa y a los nios dijo Juan. A ver si encuentro tiempo y me acerco un da a verlos. Respecto al tema de la tarjeta de red Y venga con lo mismo dijo visiblemente molesto lvaro, interrumpindole antes de que siguiera hablando. Tengo a todos los tcnicos trabajando a destajo para subsanar el problema.

Djalo en mis manos exclam. Antes de una semana, seremos ricos. Estamos centrndonos en el chip nuevo de transmisin de datos. Me hago cargo de lo importante que es la correccin del problema asever, el viernes lo ms tarde te llamo.

No te preocupes ms Juan. Frases del tipo: seremos ricos, estamos centrndonos o el viernes te llamo. An recordaba algo de su socio de la poca que eran amigos y saba como apaciguarlo.

Vale dijo Juan, igual hay incompatibilidad con el mecanismo de transmisin, pero eso no se puede tocar, toda la velocidad de la tarjeta se basa en l. Lo que me preocupa es que a cambio de subsanar el problema las tarjetas pierdan velocidad. Recuerda que el negocio se basa en eso precisamente: en la rapidez de los datos. Ok dijo lvaro y colg el telfono para no alargar innecesariamente la. Saba lvaro que Juan era un neurastnico y mientras no consiguiera solventar el problema de la tarjeta seguramente no dormira ni le dejara dormir a l.

Quedaron en que le llamara el fin de semana, pero estaba seguro de que l lo hara cada da, Juan era as. Justo colg el telfono y apret, enseguida, el botn rojo de la lnea tres, para aceptar la llamada entrante mientras apagaba el cigarro a medio fumar que sostena entre sus dedos.

Silvia, que se haba dado cuenta de la finalizacin de la conversacin de lvaro con Juan, entr en el despacho y ocup su asiento. Desplegando de inmediato, todas las carpetas del da sobre la mesa. Los personajes a veces parece que pensaran lo mismo, los personajes masculinos pensaban casi igual, los femeninos pensaban todas igual.

Feb 20, Estibaliz79 rated it it was ok. Buenas ideas o no, no todo el que quiere escribir puede. Quiere sorprender y no hay manera. Le sobra un tercio de libro. Nov 01, Eliane Borges rated it really liked it. Suspense y drama! Nov 24, Berenice Ylonen Ramirez rated it it was amazing. Si son de las personas a las que les gusta el suspenso y el misterio, este es un buen libro para ustedes. May 29, maritza cabezas rated it it was amazing.

Muy buena Muy interesante historia te atrapa y no puedes dejar de leer me encanto la recomiendo, una historia muy buena e interesante. Mar 04, Loriana rated it did not like it. Por supuesto, ni comencemos discutiendo el alto contenido sexista y de desprecio hacia la mujer.

El libro me asquea. Aug 15, M. I am surprised to be on my fourth book by this author. He is outstanding in the genre of murder mystery. This particular book seems to be his best known to date.

That being said, it was, for me, the least engaging of the four. The problem lay with the somewhat gratuitous violence and bestiality. However, such is pretty much par for the course these days and apart from that complaint, the work demonstrates, as always a talent for plausible plotting and engaging characters.

Soriano seems intereste I am surprised to be on my fourth book by this author. Soriano seems interested in somewhat quirky structure, which I find pleasing. In general, he works out his stories through they eyes of various interlocutors who are given a chapter at a time to fill us in on their part of the story.

Someone should translate Soriano's work into English. I wonder if he might appeal even more than Zafon. Muy buena historia, realmente interesante verse envuelto en un sin fin de historias entrelazadas.

Algunas historias quedaron inconclusas, como si fuera que Esteban Navarro se apuro en terminar la novela minimizando por tanto algunos pendientes de los personajes. De todas formas, muy buen libro, entretenido de comienzo a fin Jul 31, Marcos Ortega rated it really liked it. El desenlace final en forma de espiral es un acierto por parte del autor. Aug 28, oscar reyes rated it it was amazing. Oct 03, Deisy Fundora rated it really liked it. Me gusto mucho este libro, al pricipio no me gusto, pero se puso tan bueno que si yo fuera productora Haria una buena pelicula.!!!!

May 04, Jessica Sanchez rated it it was ok. Feb 24, J. Eduardo Alert rated it really liked it Nov 18, Iris Leiva rated it it was amazing May 23,



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